Comenzamos el primer encuentro del proyecto en la Escuela de Bajo Español, a inicios de cosecha, finales de agosto. Cada una de las actividades y talleres estuvieron encaminados en cultivar la empatía y la sensibilidad en los vínculos que se van construyendo desde niñxs. Consideramos que la forma de enseñar y el ambiente de aprendizaje que se crea en el aula de clase es igual de importante que los contenidos. Por esto, fue fundamental construir espacios seguros, libres de cualquier forma de discriminación y de violencia.
Nuestro principal interés fue incentivar aprendizajes desde la educación ecofeminista, a través de la realización de 11 co-laboratorios, una minga, un mural y una olla comunitaria, en donde exploramos elementos como la huerta, el diario de campo, la cartografía, la fotografía, las caminatas de agradecimiento, el collage, la pintura, el dibujo, el juego y la escritura para incentivar la creatividad y la curiosidad de lxs niñxs frente a la importancia del reconocimiento del territorio, los saberes ambientales, la alimentación consciente, las labores del cuidado y la eliminación de estereotipos de género. De cada encuentro, nos llevamos una serie de aprendizaje y estos los reunimos en el fanzine pedagógico que construimos a partir de las actividades, conversaciones y creaciones que realizamos en conjunto con lxs niñxs durante los co-laboratorios.